El sábado salimos temprano hacia Toledo, como era día de contrareloj podríamos estar un buen rato con David. El viaje sin problemas. Llegamos a Toledo y buscando la salida llegamos casi a la meta. Pero como preguntando se llega a Roma, pues nos indicaron que la salida estaba como a 9 km. en las afueras. Y para allí nos dirigimos. Estaba claro cuál era el camino, por donde iban los coches en caravana. Con mucha suerte aparcamos nada más llegar, junto a la zona donde estaban los autobuses y ya los primeros en salir, calentando. Mucha gente y buen tiempo.
Ahora había que localizar a David. Llamada de teléfono y en un pis-pas entramos en la zona “vip” (un apartadito para que los patrocinadores pongan unas casetitas, repartan propaganda y se pique y beba algo, si llegas a tiempo, claro, que no fue nuestro caso). David se va a calentar y nosotros aprovechamos para ir a comer (ardua tarea en una zona en la que no encuentras tres bares seguidos como aquí y con una clara falta de previsión para lo que tenían encima). Con bocata en mano nos vamos a ver el calentamiento (mucha más gente que antes esperando al campeón) y las salidas desde David hasta Valverde.
Sin más demora a Toledo a buscar el hotel del Caisse para ver qué tal le ha ido a David (la etapa, un paseo, les tocaba pelear a otros). Después de dar unas cuantas vueltas conseguimos dar con el hotel y justo al marchar, llegaba Valverde, ya confirmado como ganador de la Vuelta. Lo típico, la gente que estaba por allí que si fotos, autógrafos, felicitaciones y ya cuando acabó un bonito abrazo entre dos compañeros que se felicitan mutuamente.
A la mañana siguiente, desayuno tranquilo y de nuevo en busca de la salida en Rivas. Esta vez llegamos con tiempo de sobra, así que Mikel pudo sacar un rato para hacer los deberes (es lo que tiene viajar con niños un fin de semana entero). Y después a ver la firma de los corredores. Impresionante la capacidad del animador para hablar de todos los corredores, no sólo se conocía los nombres de todos, sino que era capaz de contar su palmarés, lo que habían hecho en la Vuelta y hasta algún asunto más íntimo.
Sin esperar a la salida nos dirigimos ya hacia Madrid para no tener problemas con los accesos. Aquello ya era mucho. La gente, la castellana, la animación, la Cibeles,…. Y nosotros tan panchos en la grada muy cerquita de la meta por donde vimos como en las dos o tres primeras vuelta David iba adelante con todo su equipo (incluso en una pasó el primero). El resto de la etapa se podía seguir a través de una pantalla gigante con una calidad estupenda. Y para casa.